domingo, 22 de marzo de 2015

LOS TRIÁNGULOS AMOROSOS Y SUS VISICITUDES


A propósito del próximo evento que tendremos del taller «Amores del Siglo XXI», con el Dr. Manriqu,e, y el cual coordina nuestro muy apreciado Dr. Felix Velasco. Les compartimos este articulo que escribió hace ya algunos ayeres y que se encuentra en uno de sus libros pero que viene muy al caso con nuestro evento de abril.


LOS TRIÁNGULOS AMOROSOS Y SUS VISICITUDES 1DETRÁS DEL DIVAN
Félix Velasco

“Los azotes; los estigmas; los garrotazos; el ostracismo; la mutilación de genitales; la amputación de narices y orejas; los tajos en pies, en caderas o muslos; el
divorcio; el abandono; la muerte por lapidación, en la hoguera, por asfixia bajo el agua, por estrangulamiento, fusilamiento o apuñalamiento: todas estas crueldades se practican en el mundo para castigar la infidelidad. Considerando la magnitud de las penas es asombroso que los seres humanos osen tener relaciones extramaritales.
Y sin embargo, las tenemos.”

Helen Fisheri

Dentro del estudio del fenómeno amoroso y sus distintas vicisitudes, el análisis de los triángulos ocupa un lugar predominante. Existen reportes de relaciones amorosas triangulares en escritos antiguos que forman parte de la mitología primigenea de muchas civilizaciones. La Biblia, la Iliada o las sagas del medioevo, como la del rey Arturo, relatan historias amorosas triangulares que cambiaron el destino de los reinos y de los gobiernos. La novelística amorosa de todos los tiempos, también da cuenta de triángulos plasmados en muchos textos que además de su alto valor literario y su permanencia universal, han sido ampliamente leídos aún en los tiempos actuales.
La historia de una pareja conyugal, la mayoría de las veces joven, en donde un terceroii empieza a jugar un papel predominante, con una involucración emocional y/o sexual de uno de los miembros y que puede o no llegar al rompimiento, se puede observar como una trama que se repite a lo largo de la historia de la humanidad .Esta ruptura unilateral del compromiso de exclusividad, es un evento que ocurre con frecuencia en el ciclo vital de muchas parejas, Eisenberg (l993).
La culpa, los remordimientos y la ambivalencia son motivo de consulta psicoanalítica y de muchas sesiones, también es causa frecuente, de solicitudes de ayuda en la consulta de los terapeutas familiares, ya sea ante la emergencia de la revelación o descubrimiento de la relación extraconyugal o bien, como un secreto que aunque principal en la conflictiva de la pareja, permanece como un fantasma que nunca se manifiesta abiertamente en el proceso terapéutico.
Aún en los tiempos postmodernos donde el modelo tradicional de pareja, se encuentra en crisis (Verhaghe, 2001; Velasco,2004) con la aparición de nuevas formas de relaciones amorosas, como las parejas que no se casan, las parejas abiertas, las de homosexuales que se casan o no, o bien las personas solteras que mantienen relaciones no comprometidas y a pesar de la tendencia de los adultos actuales a estar aislados, el fenómeno de la triangulación, del “otro”, continua presentándose con un alto porcentaje.
En décadas anteriores la palabra infidelidad, el o la infiel, se usaron como calificativos morales denigratorios que impidieron la posibilidad de estudiar con objetividad las relaciones triangulares, hoy todavía, este tipo de relación ante la opinión popular, es sinónimo de traición, humillación, engaño y gran lastimadura a la autoestima, lo contrario, la fidelidad ha sido un equivalente idealizado de una conducta aceptada y bienvenida por la sociedad, sin embargo en lo latente se da una especie de doble moral, en donde se condena lo que más se desea y se ejerce una fuerte crítica proyectiva cuando ocurre una relación triangular, esta dualidad que además, aplaude las relaciones paralelas de los hombres y condena severamente la de las mujeres, continua siendo uno de los orígenes de la violencia en las parejas, que no sólo llega a la finalización de vínculo, sino muchas veces al homicidio.
El presente capítulo tiene como objetivos analizar los fenómenos triángulares amorosos y proponer el término de tríangulo de Bowen(1978) como el más adecuado tanto para el entendimiento como para el tratamiento de estos casos. Otros objetivos son definir la relación triangular y considerar su historia natural, más que establecer clasificaciones descriptivas, finalmente se señalarán algunas ideas sobre su manejo terapéutico.
Me es difícil encontrar una palabra adecuada que no califique de manera denigratoria y moralista una relación amorosa con un tercero (a). El mismo calificativo de relaciones extraconyugales o extramaritales, que podría ser más neutral, no se puede aplicar correctamente en muchas parejas contemporáneas, que después de una relación amorosa ya no contraen matrimonio y uno de sus miembros mantiene una relación paralela.
La palabra anglosajona affaire, podría ser más útil para referirnos a una relación triangular, pero si se traduce al español, se refiere en su principal acepción a : asunto, negocio o lance, la segunda más en relación a nuestro tema, se puede traducir como amorío o intriga amorosa, que no indica necesariamente una relación amorosa de tres.
En mi opinión, el concepto de infidelidad, como el del amor, matrimonio o maternaje son construidos por cada cultura y se van modificando en cada época, como se puede desprender del libro de Ackerman (1994) donde la autora estudia las diferentes facetas del amor, explorando sus raíces en distintas épocas y culturas y donde se observan las diferentes formas de concebir los vínculos amorosos y las relaciones con terceros.
La misma opinión es la que expresan Cover y Marcuschamer (2002 p39 ) en su tesis de Maestría sobre el tema, cuando comentan que la infidelidad ha sido interpretada de diversas maneras de acuerdo a la sociedad, al contexto socieconómico y a la época en que ocurre. Alberoni (1997) con un enfoque sociológico y quien ha escrito diferentes libros sobre este tópico también señala que :
La fidelidad de la pareja está profundamente influenciada por la cultura. La pareja permanece fiel si la sociedad indica la fidelidad y la duración como un modelo a seguir, si en cambio la crítica, si propone como modelo la poligamia, la promiscuidad, la pareja abierta o la vida de soltero, entonces la pareja amorosa se resquebrajara. p. 186

Lo anterior me lleva a pensar en que el contexto, época e historia personal del narrador o del autor influye considerablemente en lo que escribe o produce sobre el tema.
En este sentido es interesante observar cómo ha evolucionado el argumento en las muchas películas que se han producido sobre los triángulos amorosos tanto por el cine nacional, por el cine norteamericano o el cine europeo y sobre todo en las últimas décadas.
El cine mexicano actual empieza a tocar más frecuentemente la infidelidad y ahora reconoce las relaciones paralelas de las mujeres como en la películas Cilantro y pereji o El segundo aire en donde la protagonistas femeninas tienen una relación con un estudiante más joven que ella sin que tenga consecuencias funestas.
La película norteamericana de Infidelidad, filmada en 2002 con Richard Gere y Diane Lane que es un remake de la primera versión francesa de 1969 titulada La Femme Infidele en donde el protagonista masculino mataba al amante y terminaba en la cárcel, en la versión norteamericana actual del director Adrián Lyne quien también ha realizado otras películas sobre el tema como Atracción fatal o Una propuesta indecorosa tiene ahora otro final. Connie y Ed viven también una relación rutinaria “aparentemente perfecta” hasta que aparece el atractivo Paul en la vida de ella. Ed, al descubrir la infidelidad también mata al amante, pero irónicamente en esta nueva versión, el crimen no se descubre y mejora la relación de los esposos.

MONOGAMIA Y TRIAGULOS AMOROSOS
¿Es natural la monogamia¿ es la pregunta con la que inicia un capítulo Fisher (1999) en su libro titulado Anatomía del amor, Historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio. La antropóloga, después de hacer un recorrido por la biología, enfatiza la necesidad de la especie humana de garantizar su futuro genético con el apareamiento. Señala que los rituales humanos como el galanteo, el cortejo, el casamiento o el divorcio, son como guías a través de las cuales hombres y mujeres se seducen entre sí con la finalidad de reproducirse ( ibidem p.59)
También nos aclara que monogamia y fidelidad no son sinónimos si nos atenemos a su significado etimológico, ya que según el Diccionario Enciclopédico Larousse (1999) «monogamia es la condición de estar casado con una sola persona a la vez» por lo tanto monogamia no implica fidelidad, sin embargo se usa comúnmente como sinónimo. Considero que de manera errónea se ha identificado a la monogamia como un compromiso para toda la vida, mito que ha sido cuestionado por distintos autores (Manrique,1996; Lazarus, 2003; Fisher, 1999 )
Los antropólogos consideran que la mayoría de las especies animales superiores, incluyendo la de los humanos, son polígamas, lo explican por la necesidad de una búsqueda de mayor diversidad genética a la hora de la reproducción, Para ellos los homínidos, son una especie en donde los machos requieren varias hembras para ser protegidas y para que la especie perdure, dado que los hombres tienen mayor cantidad de espermatozoides y que la mujer tiene un solo óvulo y menos posibilidades de embarazarse.
Esta explicación antropológica y con tintes machistas que apoya la poligamia, contrasta con las normas sociales planteadas por las instituciones desde los tiempos ancestrales que han privilegiado el matrimonio y la fidelidad a una sola persona como la garantía de la estabilidad de la sociedad, además de ser consideradas como sinónimo de una conducta adecuada y recta. Regla aplicada por la mayoría de las culturas sobre todo a la población femenina pero no necesariamente a los hombres.
La misma iglesia católica y la mayoría de las religiones condenan el adulterioiii en las cuales se han escrito mandamientos, reglamentos, normas, etc. señalando prohibiciones y castigos para aquel que tenga todo tipo de relaciones fuera del vínculo matrimonial. El Nuevo Testamento va más allá y condena incluso las fantasías de una relación cuando hace referencia a Jesús quien señala: “yo les digo que cualquiera que mira a una mujer y la codicia, ya ha cometido adulterio con ella en el corazón." Mateo 5: 27.
Muchas controversias han tenido lugar en torno al no desearas a la mujer de tu prójimo que se ha convertido en una especie de dictum idealizado que como muchos actos de la conducta humana, prohíbe lo que más se desea. Esta consigna deja de lado la posibilidad de que la mujer tenga siquiera derecho a desear y descalifica la importancia que tienen las fantasías en el desarrollo del ser humano.
Las estadísticas sobre las relaciones fuera del matrimonio van en contra de la idea de la monogamia concebida como una relación de exclusividad bajo un contrato social. En Estados Unidos por ejemplo se calcula que el 50% de los norteamericanos casados (se incluye a las mujeres) informan haber tenido relaciones fuera del vínculo marital o del compromiso de pareja, (Fisher,1992; Sobotnik y Harris, 1999). Sin embargo, en estas estadísticas no se especifican las características de estas relaciones.
Para Sobotnik y Harris (1999) la mayoría de los vínculos triangulares nacen en los periodos de transición del ciclo vital de los individuos que pueden incluir, los nacimientos de los hijos, su adolescencia, las crisis de la edad media con la partida de los hijos, la muerte de un familiar o bien el ascenso laboral o profesional, también se originan por la poca disponibilidad del cónyuge, por distancia geográfica o exceso de trabajo, otros factores aducidos por estas autoras son la falta de deseo sexual o bien por agresión o venganza contra el cónyuge. Un factor importante en su opinión es el advenimiento de la vejez que según refieren, con la llegada del viagra ha aumentado la incidencia de relaciones extraconyugales en personas de más de 60 años.
Sin embargo, yo pienso que aunque válidas, estas son razones descriptivas actuales pero no nos explican el porqué de los triángulos a lo largo de la historia de la humanidad y tal vez sería más adecuado como señalan, Campo y Linares ( 2002), hablar más que de causas, de factores que facilitan o propician la infidelidad.
Freud nos ha brindado una concepción teórica más general, sobre las causas de los triángulos amorosos, al señalar que existe una continua lucha entre la manifestación instintual como tal y las convenciones sociales, lo que escribió en varios de sus trabajos y que son líneas hipotéticas que nos pueden dar luz del porqué de la alta frecuencia de las relaciones amorosas paralelas: En Los tres ensayos sobre una teoría sexual (Freud, 1905 p. 221) nos habla sobre la oposición entre la cultura y el libre desarrollo de la sexualidad; en 1927 en el Porvenir de una ilusión( Freud,1927 p.7) nos dice que “ toda cultura debe edificarse sobre la renuncia a lo pulsional Sin embargo en donde plantea con más claridad este conflicto es en su escrito de 1929 El malestar en la cultura( Freud,1929 p.100) en el cual nos enfatiza como el amor se contrapone a los intereses de la cultura, párrafos más adelante agrega que:
el amor genital heterosexual, es estorbado también por las limitaciones que imponen la legitimidad y la monogamia, la cultura de nuestros días deja entender bien a las claras que sólo permitiría las relaciones sexuales sobre la base de una ligazón definitiva e indisoluble entre un hombre y una mujer que no quiere la sexualidad como fuente autónoma de placer y está dispuesta a tolerarla solamente como la fuente, hasta ahora instituida para la multiplicación de los seres humanos”.( ibidem p.100.

De lo anterior se desprende que el instinto va en contra de la relación exclusiva y de amor genital heterosexual y continuamente podemos observar la lucha permanente del instinto que alimenta las relaciones fuera del vínculo de la pareja.

LA PAREJA, EL ESPACIO EXTRACONYUGAL Y EL “OTRO”
Hoy por hoy existe una fuerte tendencia de muchos individuos a vivir solos, como lo señala Barragán (2003), escritora mexicana, que menciona una fuerte inclinación en la población femenina mexicana para tomar la elección de vivir solas.iv,
Sin embargo la meta de vivir en pareja y de mantener una relación única, continúa siendo un ideal de la mayoría de los jóvenes de la cultura occidental ( Galende,2001). Este ideal de pareja que con el matrimonio consolide el vínculo amoroso, contrasta con el número creciente de divorcios y la disminución de la tasa de conyugalidad ( Beck, U.; Beck, E. ( 1998). En México, por ejemplo, los porcentajes de divorciados han aumentado según los Censos, en 1950 los divorciados de ambos sexos ocupaban el 0.5 %, mientras que en el año 2000 aumentaron al 1.0 %; mientras los casados bajaron en las mismos años del registro de 50.1% a 44.6%v
El mito generalizado de que casarse resuelve todos nuestros problemas y de que el matrimonio será la continuación obligada de la relación amorosa para toda la vida, ha sido un ideal de la modernidad que ha favorecido la dependencia y que conduce rápidamente al aburrimiento y a la rutina, también a la patología según lo señala Rampage (1995) en un capítulo sobre los aspectos de género en la terapia marital, donde menciona que los hombres casados viven más y más saludablemente, mientras que con la mujer sucede los contrario , así la mujer soltera tiene una incidencia más baja de enfermedades físicas y emocionales, p. 261.
Pareja no significa siempre matrimonio, ni es la culminación del vínculo amoroso, sino muchas veces es lo contrario, ya que el amor en muchos casos va terminando de manera gradual después de contraer nupcias, pareja tampoco significa una unión necesariamente amorosa, existen conflictos, agresiones, rivalidad, luchas de poder y dificultades con la intimidad que derivan entre otras cosas del hecho de que después de nacer, requerimos un largo periodo de maternaje, con una relación simbiótica que idealmente se resuelve con un complejo periodo de individuación, que entra en crisis cuando elegimos pareja y se activa el anhelo de regresar a una fusión simbiótica en el momento que nos enamoramos y nos casamos.
En mi experiencia he podido observar las dificultades que tienen muchos miembros de las parejas para mantener un desarrollo autónomo e independiente de sus padres a pesar de vivir juntos, que entra en crisis ante la posibilidad de una separación o un divorcio como consecuencia de una relación triangular, ya que las parejas muchas veces permanecen unidas por miedo a funcionar de manera independiente o por dificultades económicas.
Para Mitchel (2003) el amor es difícil de encontrar y más difícil de mantener y fácilmente se degrada, entre otras cosas porque es manejado por la sexualidad que es de naturaleza primitiva y no permanece eternamente, p. 28.
Manrique (2001) opina que la excesiva proximidad, con acceso fácil al sexo y a la interacción permanente, lleva a la desaparición del deseo y al declive de la relación amorosa. Para éste autor, esta sería una de las razones que explicarían las relaciones triangulares, ya que en su opinión va a existir la necesidad de nuevos espacios y nuevas emociones fuera de lo conyugal vi. Relaciones que pueden o no tener involucración sexual o afectiva.
Nuevos espacios que reactivan un mundo privado que incluye fantasías y deseos que no se pueden compartir y que van constituyendo un campo exclusivo, solitario, que es nutrido por las motivaciones y las necesidades inconscientes de cada persona. Intimidad secreta que se comparte, ahora con el otro, no con la pareja, a través del “chat” o el correo electrónico, que se han convertido en medios fáciles y rápidos que mediante un simple “clic” comunican lo prohibido, lo secreto y que sustituyen la frustración , la soledad y el vacío que ocasionan los avatares de la vida conyugal actual.
El citado autor le llama a todo esto lo extraconyugal y lo define como:
toda aquella relación que se da entre una persona y otro, que no es el cónyuge y que tiene impacto en el nivel de intimidad, distancia emocional o compromiso en la relación de pareja”. p. 31.
Si nos detenemos a pensar en esta definición podemos considerar que además de que no establece juicios morales, incluye a los tres participantes del triángulo.
Lo extraconyugal, nos dice, no es en sí negativo o positivo y su valoración se realiza en función de la alteración que produzca en la relación conyugal.
En su trabajo acerca de la elección de objeto amoroso en el hombre, Freud (1910) también nos confirma la inclinación por el “otro” cuando señala la necesidad del hombre de buscar otra mujer que no sea la esposa como objeto amoroso y que precisamente este comprometida con otro hombre como una reminiscencia de que en su niñez el amor a su madre le pertenece al su propio padre y él compitió ferozmente por arrebatarla.
Lo otro o lo tercero, juega entonces un papel importante en los vínculos amorosos en tanto que nos aislamos del resto del mundo, de los demás para convertirnos en nosotros, para intentar infructuosamente ser uno, en la deseada, pero temida fusión, pero al mismo tiempo se elige al otro para huir de la fusión, como si esto fuera un regulador de la distancia. Lo mismo sucede en la relación formal de la pareja donde el mundo del pasado, de la familia de origen, de las antiguas parejas, parecen ser fantasmas que eventualmente pueden cobrar vida y convertirse en actores principales que ponen de manifiesto la triangulación
En el presente ensayo utilizaré el término de Bowen( 1979) de triángulo que define como: La piedra fundamental de todo sistema emocional en la familia o en cualquier otro grupo humano, que es más estable que el sistema de dos personas(p 373).
El autor señala que en periodos de calma, los triángulos se disfrazan de una confortable cercanía entre dos personas, con la exclusión de una tercera que tiene una posición menos confortable y que él denomina extraño. Esto se puede ejemplificar cuando nace un niño y el esposo va a ocupar el lugar de extraño quedando excluido, lo que lo orilla a buscar una relación con una tercera, de esta manera se estabiliza el sistema, ya que por este medio se resuelven sus necesidades afectivas y sexuales, sin expresar de manera abierta sus celos por el nuevo habitante de la casa.
La esposa por su lado puede depositar toda su energía libinal en el recién nacido. El conflicto aparece cuando la esposa empieza a recuperar su sexualidad e intenta reconectarse con el cónyuge, lo que coloca ahora a la tercera en la posición de extraña.
En opinión de Bowen, las fuerzas emocionales que se mueven dentro del triángulo están en movimiento constante, yo agregaría que estas fuerzas tienen una fuerte motivación inconsciente que permite que las parejas realicen con frecuencia ajustes intrapsíquicos ante diversas situaciones de su ciclo vital, como puede ser el nacimiento de un hijo u otros eventos trascendentes.
Lo triangular, es un componente fundamental de las relaciones humanas, es un modo de organización mental que está implícito en la triada edípica en la cual aprendimos nuestras primeras letras amorosas. Lo triangular es una parte importante del vínculo amoroso, una parte escindida, reprimida, lista a manifestarse en distintas situaciones como en el nacimiento de los hijos cuando el padre es desplazado fuera de la díada madre-hijo, o cuando nos desprendemos de la madre para incorporarnos a la escolaridad y se presentan de manera sutil los celos con los maestros. Otros casos se pueden observar en los amores platónicos de la adolescencia, cuando los padres se oponen a los primeros enamoramientos de los hijos o bien en la clásica rivalidad con los suegros del mismo sexo. Por supuesto el fenómeno se presenta en las relaciones extraconyugales, tema que es el motivo central de este ensayo.
La triangulación es entonces un viejo camino por el que han transitado los miembros de una pareja y que puede activarse con facilidad ante diferentes conflictos abiertos o inconscientes. Desde un punto de vista sistémico como señala Bowen, los triángulos también proporcionan estabilidad a las relaciones de pareja.

HISTORIA NATURAL DE LOS TRIANGULOS
Los diferentes especialistas que han escrito sobre el tema han tratado de establecer clasificaciones o patrones sobre la infidelidad, Pittman (1989) en su famoso libro Private lies estableció cuatro tipos de acuerdo a su experiencia con cien casos de infidelidad, considerando la energía emocional que consumían: 1.- Infidelidad accidental, 2.- Los seductores, 3.- el Affaire romántico y 4- La infidelidad acordada. Más recientemente Brown (1999) en su último libro titulado precisamente Affaire establece también cinco tipos diferentes de relaciones triangulares que se refieren a las características de la pareja primaria y que serían los 1.- evitadores del conflictos, 2.- los que temen a la intimidad, 3- los adictos sexuales, 4.- los que escinden el self y 5.- los que mantienen un exitoso affaire , en cada uno de ellos la autora explica sus características y perfiles
Otros autores como Subotnik y Harris ( 1999) mencionan cuatro tipos de triángulos de acuerdo a la involucración emocional y que pueden evolucionar hacia un mayor compromiso emocional, el primero se refiere a la persona que tiene un affaire cada noche con una persona distinta sin ninguna cercanía emocional como sucede con el típico Don Juan . Un segundo tipo serían las típicas aventuras que también carecen de compromiso emocional como en la película de Atracción fatal. en la que el personaje masculino vive la relación como un encuentro ocasional. Un tercer tipo sería el amor romántico donde ya existe un importante compromiso emocional y finalmente las relaciones de larga duración, que duran mucho más y que pueden marchar de manera paralela al matrimonio oficial y que tienen también un alto grado de compromiso afectivo.
Yo creo que estas clasificaciones podrían ser útiles si pretendemos estudiar descriptivamente las relaciones triangulares, sin embargo como hemos comentado las definiciones sobre el amor, la pareja, la exclusividad y el compromiso en las relaciones amorosas son conceptos que están cambiando rápidamente y nuevos modelos de relación triangular aparecen y rebasan los intentos clasificatorios.
Hoy en día algunas relaciones son ocasionales sin involucración afectiva, otras frecuentes y actuales son las que se inician por el chat, que de acuerdo a una investigación reciente es considerada la forma más común de iniciar una infidelidad conyugal en USA.vii otras son breves e intensas, y su recuerdo parece ser un alivio para una existencia gris, como en la película Los puentes de Madison en donde para. Francesca el personaje femenino, la relación que vivió con Robert , aunque siempre permaneció oculta, parece haberla acompañado y darle sentido a su vida hasta su muerte.
Otras más son para toda la vida y mantienen una vida oculta doble como la típica “casa chica “o de manera abierta o semioculta en donde la esposa niega los muchos indicios de que su cónyuge mantenga otra relación. Algunas terminan con el vínculo conyugal y dan pie a una nueva relación como sucede en el origen de muchas familias reconstruidas. En algunos casos, el componente sexual es primordial y los participantes mantienen un tipo de contrato con encuentros ocasionales y en donde se prohíbe implícitamente el enamoramiento
Tomando en cuenta los cambios en la concepción de los triángulos y las muchas formas de manifestación, es importante contar con una definición operacional que desde una perspectiva psicoterapéutica límite con claridad lo que consideramos que es una relación triangular. Para fines de este trabajo la definiré como:
Aquella relación en que participan tres integrantes, que pueden ser hombres o mujeres, que contribuyen de manera consciente o inconsciente, tanto al origen como a la permanencia del vínculo triádico, relación que tiene vínculos intensos emocionales y/o sexuales o ambos y que tiene un principio, un desarrollo y desenlace.

Con esta definición, dejó de lado las relaciones ocasionales, los llamados “free” o las aventuras extraconyugales de una noche, que la mayoría de las veces no tienen un compromiso emocional, o bien los encuentros cibernéticos, que se se pueden considerar manifestaciones sociales de la época postmoderna que expresan el temor a la cercanía afectiva.
Como se puede ver, el compromiso emocional y/o sexual , así como la intensidad de las repercusiones psicológicas son para mí los dos criterios fundamentales para calificar un triángulo amoroso. Criterios que no se deben tomar como definitivos, pero que de acuerdo como mi experiencia clínica son útiles en estos tiempos actuales en donde tenemos frecuentes solicitudes de consulta por este tipo de conflcitos.
En mi opinión todo triángulo amoroso tiene un principio, un desarrollo y un desenlace, una historia natural que debe tomar en cuenta los ingredientes psicológicos de los tres implicados. En los siguientes párrafos describiremos este proceso con algunas breves viñetas clínicas.
Los inicios
Una relación triangular se inicia con un encuentro accidental en apariencia pues en la mayoría de los casos existen factores que propician la relación triángular : un conflicto abierto o no en la pareja original, puede ser una de las causas, también una crisis, pero de manera más común, una serie de sentimientos y conflictos soterrados y no comunicados que inclinan al miembro de la pareja que llamaremos activo, hacia la búsqueda de un tercero. La distancia sexual o afectiva o la falta de atracción sexual hacia el miembros de la pareja oficial, o bien el argumento común de “ya no estoy enamorado” son razones inicialmente privadas, aducidas para justificar la necesidad de “otro”.
En una lectura más profunda observamos que se van haciendo más patentes una serie de necesidades afectivas inconscientes que el miembro pasivo de la pareja no llena, y de los cuales tampoco se percata, los sentimientos de soledad, de vacío y de distancia se hacen más intensos y el mundo privado del miembro activo empieza a jugar con la fantasía de algo externo, de encontrar un receptor en el que se van depositando las carencias de la relación de pareja, hasta que se encuentra al tercero. En los inicios, la atracción puede tener un interés físico o bien sólo de compañía y de ternura, conforme avanza, va a tener la misma mecánica que se da en el enamoramiento, con una fase de idealización, necesidad extrema y de sorpresa por el descubrimiento de lo prohibido y de cosas nuevas que parecen empezarse a vivir por primera vez, Paz (1993) habla de la trasgresión como un elemento importante del sentimiento amoroso.
Cuando empieza la relación, el miembro pasivo, reprime o racionaliza los indicios de alejamiento de su pareja. El tercero por su lado se conecta con las identificaciones proyectivasviii del miembro activo y muchas veces actúa el rol que éste le ha asignado, también por sus propias necesidades psicológicas y, de esta manera, se da la triangulación que inicialmente mantiene el sistema estable.Sobre la terminación
Pensando de manera procesal, podemos señalar que las relaciones triangulares tienen un final; desde las que terminan tempranamente debido a la intensidad de los sentimientos de culpa o bien por la revelación o descubrimiento del tercero, lo que no necesariamente significa que desaparezca en el espacio intrapsíquico y muchas veces permanece como un recuerdo intenso para toda la vida.
Otro tipo de terminación es por medio de la renuncia volitiva de uno o de los dos involucrados en la relación no oficial, terminación difícil y dolorosa que no finiquita los sentimientos amorosos internos, que permanecen y pueden retornar después de un tiempo y que a veces dejan un duelo importante, sobre todo cuando la relación triangular tiene mucho tiempo.
En otras ocasiones finalmente el miembro activo se separa o se divorcia y se inicia ahora una relación pública y oficial con el miembro que era ajeno, dando pie a la posibilidad de una familia reconstruida.
Otras más finalizan por las conductas agresivas de uno de los miembros involucrados, así un pretexto para terminar puede ser la atracción de un nuevo tercero. Otros tipos de relaciones triangulares permanecen estables como triángulo para toda la vida de manera oculta en lo manifiesto y en lo latente parecen mantener una homeostasis. O bien triángulos abiertos como un arreglo o contrato de los tres involucrados.
Finalmente a continuación se señalan algunos aspectos sobre el manejo terapéutico de los triángulos amorosos.
Sobre la revelación del triángulo en la terapia de pareja
El tema de la revelación del triángulo ha sido polémica entre los especialistas. Una posición clásica es a que señala Pittman (1989) que aconseja que el triángulo sea revelado, ya que la mentira sería un obstáculo para que se lleve a cabo el proceso terapéutico, Brown (1991) también está de acuerdo con esta postura.
. Kaslow ( citada por Subotnik y Harris ver cit ) opina que como en muchos casos los “siempres” o los “nuncas” no son recomendables y menos en temas que se encuentran tan polarizados, señalando al respecto que existe un abismo entre estas dos posturas y que lo que muchas veces reflejan es, si el que lo dice está hablando teóricamente del tema o desde su experiencia con casos reales.
En mi opinión una posición que respete la decisión del paciente, que muchas veces en una consulta individual proporciona información sobre la existencia de un tercero es la más adecuada. El paciente entonces deberá considerar las consecuencias a corto y largo plazo sobre la revelación, así como el timing para hacerlo, pero reitero es derecho del paciente el tomar la decisión.
En nuestro medio, además entre las razones para no hacer la revelación estaría la violencia masculina que la revelación acarrea y que puede llevar a agresiones físicas graves, otras razones van en la línea de considerar el efecto emocional de la revelación sobre el cónyuge, así alguien deprimido o con antecedentes de intentos suicidas u otras alteraciones mentales puede tener consecuencias graves.
¿Terapia de pareja o terapia individual?
Este parece ser otro dilema que se le presenta al clínico que tiene formaciones tanto en el área psicodinámica como en la sistémica. Ante un descubrimiento o revelación de una relación triangular, suceden una serie de eventos que requieren un manejo de intervención en crisis, Pittman (1995) describe un capítulo sobre el tema en el libro Clinical Handbook of couple therapy .
El miembro del triángulo que ha descubierto la relación la relación paralela de su cónyuge o pareja, reacciona con confusión, rabia y caos que puede sabotear cualquier intento de ayuda. En mi opinión la terapia de pareja es la indicación inicial, que intenta ayudar a que la pareja pueda disminuir la intensidad de sus sentimientos de enojo, rabia y la impulsividad, para que se pueda favorecer un diálogo y se eviten las decisiones precipitadas para terminar la relación. El terapeuta tendrá que ser cuidadoso para no tomar partido, ni identificarse con el miembro de la pareja más lastimado. Las sugerencias directas para terminar la relación extraconyugal o el querer enfatizar demasiado en los detalles de la otra relación afectan la alianza terapéutica que tiene que ser con los dos miembros de la pareja que consultan.
Un objetivo importante cuando ha disminuido la intensidad de las reacciones emocionales, es el que la pareja intente examinar, los inicios de su relación de pareja, así como los distintos eventos de su ciclo vital y el contexto en que se inició la relación triangular, algunos eventos traumáticos y conflictos no aclarados, pueden ser el origen del alejamiento de la pareja.
También es importante trabajar con las motivaciones para seguir un proceso terapéutico con el miembro que fue descubierto y que acude a terapia obligado por las circunstancias.
En algunos casos después de que la situación crítica ha sido controlada, se puede indicar un tratamiento psicoanalítico individual a cada uno de los miembros de la pareja.
La indicación más adecuada para tratamiento individual es cuando uno de los miembros del triángulo ya sea alguno de los que mantienen la relación oculta , desea examinar su relación y eventualmente tomar una decisión o bien cuando el miembro oficial , aparentemente no enterado , considera examinar los conflictos abiertos o no con su pareja.
En el primer caso el análisis individual, permitirá examinar distintos aspectos de la vida infantil, de las relaciones objetales o primarias, los patrones de apego, juegan un papel fundamental en la relación triangular. En estos casos es importante enfatizar que el objetivo del tratamiento psicoanalítico no es tomar la decisión de separarse o terminar con la relación triangular, sino más bien examinar minuciosamente las motivaciones inconscientes que se encuentran detrás de la conducta consciente del que solicita la ayuda terapéutica.
En los casos de relaciones triangulares ocultas, la relación nueva o el “otro” o bien la necesidad de tomar una decisión rápidamente, se pueden convertir en una resistencia del paciente, que utiliza esos temas como únicos en las sesiones, pero también el terapeuta puede presionar bajo la influencia de su contratransferencia a que el paciente elija una sola opción de relación como meta terapéutica.


A manera de conclusiones
Desde una óptica clínica y considerando nuestra actividad psicoterapéutica como una profesión de ayuda, pienso que los terapeutas o psicoanalistas no debemos tomar una actitud de condena o juicio ante las relaciones amorosas trnagulares, sino más bien concebirlas como fenómenos relacionales multicausales que tienen una alta incidencia y que deben ser evaluados de forma individual, ya que cada relación triangular, es única y las motivaciones inconscientes, la personalidad de cada uno de sus miembros, el contexto, el género, las creencias morales, los valores, la biología, la fase del ciclo vital por el que cursan sus integrantes, se combinan y determinan un sistemas triádico complejo y diferente en cada caso.
El tema de las relaciones triangulares es altamente autoreferencial, como hemos revisado esta en conexión directa con nuestras construcciones y experiencias personales sobre el amor, la pareja y el compromiso emocional.
Como problema clínico merece un lugar especial no sólo por su alta frecuencia y sufrimiento emocional que ocasiona a sus participantes. Mantener una relación triangular requiere que se mienta y mantener el secreto consume una gran cantidad de energía, además el sexo extramarital conduce a la distancia emocional y a la disminución de la atención del miembro excluido, disminuyendo los encuentros sexuales y la posibilidad de resolver muchos de los asuntos instrumentales y profundos de la pareja. También merece nuestra atención porqué representa un reto terapéutico tanto para quienes manejan pacientes con modelos psicoterapéuticos individuales como para los terapeutas familiares y de pareja.
En mi opinión el modelo sistémico de Bowen sobre los triángulos es de gran utilidad para la comprensión de estas tríadas amorosas, además de tener similitudes con algunas hipótesis psicodinámicas. También es de utilidad para el diseño de estrategias terapéuticas que puedan mantener la neutralidad, elemento básico en el manejo de estos casos.
Como se puede desprender del trabajo anterior, el compromiso emocional y o sexual y la intensidad de las repercusiones psicológicas sobre los integrantes, son dos de los criterios fundamentales para calificar el triángulo amoroso y son aspectos importantes en la evaluación para el trabajo terapéutico.


NOTAS

1 Capítulo publicado en el Libro Los amorosos y sus descontentos, en 2006. México:Editorial Lumen.
i Párrafo extraído del capítulo IV titulado ¿Por qué el adulterio? Del libro titulado Anatomía del amor, historia natural de la monogamia, el adulterio y el divorcio de Helen Fisher. Ed. Anagrama. 1999 p. 84

ii En lo sucesivo cuando mencionemos al tercero nos vamos a referir indistintamente a hombre o mujer.
iii Según el diccionario Enciclopédico Larousse ver cit. Adulterio son las relaciones sexuales de una persona casada con alguien que no es su cónyuge. Es un término legal utilizado sólo para aquellos que están casados y que acuden a la cópula carnal voluntariamente con un tercero que no es el marido o esposa. Debido a que actualmente muchas parejas ya no contraen matrimonio tampoco es un término válido.

iv Según esta autora de acuerdo al censo de 2000 de México, mostró que 7.5 millones de mujeres entre 20 a 59 años, declararon no tener pareja (contra seis millones de hombres) ver cit.

v Datos obtenidos del INEGI de la encuesta de 2000. Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. México.

vi Para este autor conyugalidad se refiere al espacio físico y mental, real o virtual en el que la pareja vive p.31.



vii En opinión de Beatriz Ávila de la universidad de Florida las llamadas “aventuras cibernéticas ” son muy comunes entre hombres y mujeres casados entre 25 y 66 años en una población que va desde madres de familia, trabajadores de la construcción enfermeras e ingenieros, hasta directivos de empresas en USA Se calcula que 150 millones de personas al día se conectan a internet con el fin de relacionarse con otras, bajo el supuesto que aventuras de este tipo no constituyen infidelidad; aunque en algunos países ya se esgrimen como causal de divorcio. (Información obtenida de internet)



Ogden ( ver cit) La define como un mecanismo en donde ambos integrantes son proyectores y receptores de síntomas, pensamientos o roles y que puede ser un proceso psicológico, un modo de comunicación, una forma primitiva de relación de objeto o una vía para el intercambio psicológico.




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